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Pérez de Urrecho cerró la cosecha 2024 con una producción reducida, aproximadamente un 10% menos que en años anteriores, debido a la escasez de uva. La vendimia finalizó con la recolección de una viña de viura a 750 metros de altitud, mientras que el tempranillo alcanzó niveles de graduación alcohólica más altos de lo habitual (14,8 – 14,9 grados).
A diferencia de otros municipios de Rioja, la bodega no tuvo problemas de botrytis gracias a la altitud y ventilación de sus viñedos. Sin embargo, la falta de mano de obra dificultó la recolección, obligando a la familia a realizar gran parte del trabajo por sí misma.
El panorama del sector vitivinícola se presenta desafiante, con menos viticultores y bodegas en actividad, y una creciente dificultad para vender explotaciones de viñedos. En cuanto a la comercialización, aunque el tradicional «chiquiteo» está desapareciendo, la bodega ha logrado fidelizar clientes más jóvenes y expandir su presencia en mercados como Logroño, Haro y Miranda de Ebro. Aproximadamente el 25% de su producción se vende a clientes particulares en toda España.
A pesar de los retos, Jesús Pérez mantiene su filosofía de elaborar un vino artesanal y accesible, priorizando la venta y la relación con los consumidores sobre el aumento de precios en un mercado cada vez más competitivo.
